—Siempre he sido remilgosa para la comida, dicen que Dios castiga, no sé si es por no definirme si creer o no en él, ahora siento que me está pasando factura.
—No es por Dios. —contestó Benjamín, quien se puso al frente de nosotras—. Cada uno se labra su destino.
—Los dos...