Abrí los ojos, tuve que enfocar mejor, cuando intenté levantarme mi espalda se resintió y el cuello emitió un crujido, ¡Mierda! Se resintió un tendón. En ese momento ingresó Carmen al despacho.
—¿Ya se le pasó don César?
Al mirarla sonreímos. A las tres de la mañana por mis ruidos la...