—¿Un banco? —interrogó Lena, confundida.
—Sí —respondió Hariella, diciéndole el resto de los detalles—. Encárgate de que recupere el capital gastado; un banco nunca es una mala inversión. Además, paga la deuda de la señora…
—Así lo haré… Pero antes de retirarme tengo otros asuntos que contarle, señora Hariella —dijo Lena, precavida....