—¡Papá!
La niña exclamó emocionada, extendiendo sus pequeños brazos para que la cargara, y lo hice.
—Te he extrañado, papá —dijo con su dulce vocecita.
Le sonreí suavemente. Su presencia llenaba mi corazón de alegría, un sentimiento completamente nuevo para mí.
—Hola, pequeña princesa —la saludé.
Ella envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y...