Me desperté temprano por la mañana, estirando los brazos. Había tenido sexo caliente con mi amiga Liace. A veces nos acostábamos. Nada serio.
Tenía veintitrés años y aún no había encontrado a mi pareja destinada. Los alfas encontraban a sus parejas a partir de los dieciocho años.
—Quizá no tengamos pareja... o...