POV Antonella
La vida sin lugar a dudas debía estar sonriéndome. Creo que por fin romperé mi racha de mala suerte o mi fama de virgen a los treinta… Por que ¡Si!... Tengo treinta años y ¡Soy virgen!
Aún recuerdo a Juan, mi primer amor. Estaba en secundaria, apenas tenía trece años y la ortodoncia no favorecía mis lentes de Betty. ¡Lo amaba! No se si era sus ojos que se veían pequeños debido al aumento de sus lentes, o si eran las cicatrices que le quedaban por el acné; era un ñoño, pero yo lo amaba, era un chico dulce, de verdad que lo era, pero cuando le confesé mis sentimientos se puso rojo y salió corriendo, después me evitaba a toda costa… Esa fue mi primera decepción amorosa.
¡Gracias al cielo! No se que demonios le vi a ese cuatro ojos.
Los siguientes amores fueron similares, pero la peor etapa fue a los dieciséis. Las hormonas me tenían fatal, y además que el que te eliminaran los brackets ya era un gran cambio, solo que mi estilo de moda no me ayudaba.
Raúl fue mi segundo gran amor y mi primer beso. Era un gran chico, era muy guapo, no como Juan. Era de cabello negro azabache y ojos claros. Un chico muy amable, le gustaba comer mucho, es por eso que siempre le estaba comprando comida… De hecho… Estaba pasando por un problema económico y por esa razón en más de una ocasión le daba dinero. Un día fui invitada a una fiesta, era la primera fiesta en la que fui con mis compañeros de clases. En un momento él me llevó a una de las habitaciones y me dio mi primer beso… Hermoso, ¿no?... Pero que ilusa fui. Después de besarme todos sus amigos salieron donde estaban escondidos y habían grabado todo ese momento, se reían le daban palmadas a Raúl en la espalda… Raúl había hecho una apuesta de casi seiscientos dólares para salir conmigo por tres meses y darme un beso para la fiesta de fin de año… Eso fui… Una apuesta.
Fui la burla de la escuela hasta que me gradué, por fortuna ese era mi último año en la escuela.
De adulta no cambió mucho. Quizás mejoré mi estilo, pero era un imán para los patanes. Llegó un punto en mi vida en el que me rendí y preferí concentrarme en mis estudios. Fui la mejor en mi clase… Pero como que no sirvió de mucho, ya que todos los trabajos que tuve implicaba tener a un jefe morboso o sádico y en este caso… Un jefe que no sabe lo que es un hotel.
Pero… ¡Mi mala racha estaba acabando! Y es que en este momento estoy en un avión viendo el hermoso mar que rodea a las Bahamas, y lo mejor… ¡Es que estoy con un guapo hombre que me corresponde!
—¡Es bellísimo!
—No tan bello como tú.
Lucas ha sido todo un caballero. Desde que le pedí que fuera mi acompañante las cosas entre nosotros se han dado con mucha armonía. Lo que quedó de semana los dos salimos juntos del trabajo y platicábamos de todo un poco. Siempre me sonríe y también me hace reír. Y lo más importante es que me hace sentir hermosa y especial, comentarios como ese son muy frecuentes.
—Gracias —digo en un susurro a lo que él me sonríe.
—Soy yo quien debería agradecer, Gracias por escogerme como tu acompañante.
Siento como me sonrojo y eso me hace avergonzarme aún más. Bajo la mirada para evitar que él vea mis mejillas en llamas.
¡Las Bahamas es hermosísimo! Desde que salí del aeropuerto quedé fascinada con el paisaje. Ni hablar cuando llegamos al Resort. ¡Eso sí que era una elegancia! Me sentí como una pobre india en aquel lugar. A la gente se le veía el cochino derroche de dinero desde el olor que desprendía el jabón que usaban, hasta la calidad de sus innecesarios anillos de oro que sabrían de donde provienen.
—Siento que no encajo aquí —Le digo a Lucas al oído.
—Somos dos, pero no te dejes intimidar. Esté fin de semana seremos uno de ellos ¡Vamos!
Lucas me tomó de la mano y eso bastó para disparar mi pulso por completo. ¡Demonios! Una vez más siento como mis mejillas arden ¡Contrólate Antonella!
Los dos subimos a la habitación que nos asignaron y apenas entre me quede sin palabras. Todo era hermoso. La vista hacía el mar era hermosa. La decoración caribeña y natural era bellísima. La cama… ¡La cama!... Era una sola cama… Matrimonial, no dos, sino una sola cama… Una cama donde pasaría tres noches con… Con Lucas.
Me doy una ducha después de nadar tanto y puedo sentir como mi piel tostada está más que sensible. Termino mi relajante ducha y me dedico a hidratar mi piel y peinar mi cabello. ¡Hoy perderé mi virginidad! Así que debe ser despampanante, es por eso que me le escape a Lucas para comprar varios conjuntos de lencería sexy. Me veo en el espejo y no puedo creer que sea yo la que esté usando este baby doll rojo de encaje, Me siento extremadamente atrevida y a pesar de que estoy muriendo de nerviosismo, no pienso dar un paso atrás. Respiro profundo y me dirijo a la puerta para salir como toda una gata montesa.
Camino con una sensualidad que cae en lo ridículo, pero me llevo la sorpresa de que yo no era la única que tenía una sorpresa preparada. Lucas estaba acostado en la cama solo con una bata de seda y a su alrededor un sin fin de pétalos de rosas. La habitación estaba con las luces apagadas y en su lugar las velas iluminaban el lugar.
—Vaya.. Eres más hermosa de lo que imaginaba.
Luca me derrite con la mirada, recorre por completo mi cuerpo. Luego camina hacia mí destruyendo por completo mi actitud de dominatrix y convirtiéndome en una pobre oveja siendo a punto de ser devorada.
—Tus mejillas sonrojadas son tan sexys como tus lentes anticuados, Antonella.
Lucas me toma de la cintura y me acerca a él para eliminar toda la distancia entre los dos. Puedo sentir su respiración. Por fin podremos dar inicio a este momento que por muchos años he estado esperando. Hoy… Hoy…
—¡¿Antonella?! —El grito de Lucas me hace pegar un brinco que me saca en seco de mi fantasía.
—Eh ¿Sí?
—¿Estás bien? Estás sangrando por la nariz.
¡Me lleva!
Llevo mi mano a la nariz y efectivamente estoy sangrando. Trato de ocultar mi vergüenza de ser delatada por el nivel de excitación de mi cuerpo.
—Oh, es normal en mi, sufro… ¡De rinitis! Si, la rinitis en ocasiones hace que sangre.
—¿La rinitis te causa sangrado?
—¡Si! Así es.
Lucas hace una mueca de confusión, pero aún así no se enfrasca en el tema.
Por un momento creo que soy la única que está nerviosa por el hecho de hay una sola cama, porque Lucas desempaca sus cosas de lo más natural. Trato de actuar normal y al poco tiempo ya estamos recorriendo el bello lugar.
—¡Uaa! ¡Qué belleza!
Esa es la expresión que más sale de mi boca el día de hoy. Nuestro primer día se enfocó en pasear, comer, ver un show de delfines y por último pasar la tarde en la playa privada del resort.
Lucas se mantuvo todo el viaje observando el paisaje. Parecía un niño pequeño, en muchas ocasiones pensaba que estaba de mi lado y cuando volteaba se había quedado observando una cosa que llamó su atención. Era un hombre de alma pura, muy inocente para lo que aparentaba.
Creo que su relajación y despiste va a jugar a mi favor para la sorpresa que le tengo. En un momento me escapo y me voy a comprar esa lencería que necesitaba para está noche especial.
¡Qué caro era esa diminuta pieza de encaje!
¿Cómo es posible que fuera más costoso que un vestido que llevaba mucha más tela?
¿En verdad estoy gastando tanto dinero en algo que no durará ni cinco minutos en mi cuerpo?
Dios mío con eso podría hacer un buen mercado para mi familia.
¿Será que a Lucas le parecerá mejor si salgo desnuda? Digo… Eso no sería aún más excitante… ¡No Antonella! Deja de ser tan tacaña y cómpralo de una vez. No todos los días se pierde la virginidad.
Termino de pagar por los tres conjuntos de lencería que usaré en esté espléndido viaje y me dirijo a la habitación, ya que de seguro que Lucas aún sigue en la playa. Decidí que lo esperaría en la habitación con pétalos de rosa y velas aromáticas.
¡Uy, que emoción! Hoy será la mejor noche de mi vida. Todo va a salir perfecto, Lucas es un hombre decente, me ha tratado con cariño y respeto y es más que claro que le gusto así como él me gusta. ¿Qué más necesitamos? Todo va a…
¡Espera! ¿Qué es ese ruido?
Es… Yo reconozco ese ruido. Es el mismo que escucho de la oficina de mi jefe cuando lo visita alguna de sus novias… Lo más importante es… ¿Por qué proviene de nuestra habitación?
Halo la puerta con cuidado y me adentro en ella para confirmar que es de aquí el sonido. Cada paso que doy se hace aún más nítido el gemido de aquella mujer. Entro a la habitación y era lo que me temía… Lucas estaba en nuestra cama… teniendo sexo con una mujer desconocida.
—¿Será que pueden darse cuenta que ya llegué? —La pregunta sale de mi boca con sequedad y amargura.
Los dos se alarman apenas me escuchan y tratan de cubrirse con las sábanas.
—¿Qué haces aquí, Antonella? —pregunta Lucas con un gesto de… ¿Molesto?... ¡¿En serio?! —. ¿Qué no se supone que vendrían más tarde? ¿Y porque interrumpes si estás viendo que estoy ocupado? eso no es cortés.
—¿Cortés? ¿Dices que no soy cortés? ¡¿TU ERES UN GILIPOLLAS QUE SE METIÓ EN NUESTRA CAMA COMO OTRA MUJER?!
Lucas frunce el ceño como si lo que dije fuera una rotunda incoherencia.
—¿Nuestra cama? —Lucas ve a la mujer desnuda a su lado y luego ve mi bolsa que revela por la marca que es lo que posiblemente halla dentro—. Espera… ¿Tú?... ¿Creíste que entre tu y yo pasaría algo?
Lucas suelta una carcajada tan sonora que me hace sentir una basura.
—Por favor Antonella, ¿En qué mundo vives? ¿En verdad creíste que alguien como yo se acostaría contigo?... Antonella… Ubícate… Tú no eres mi tipo… Pero lo siento, creo que es mi culpa. Eso me pasa por ser amable con las personas. Unas palabras dulces y ya creen que uno está enamorado de ellas.
Lucas finaliza su línea con una carcajada que fue acompañada por la mujer a su lado. Verlo de esa forma me hizo sentir ridícula, pero… Más allá de eso, me enfureció. No iba a permitir que él se burlara de mí así.
—Tienes razón— Le digo serena—. Tengo que ubicarme — Voy al armario y por fortuna la maleta de Lucas no fue desempacada— Me tengo que ubicar a mi y también hacerte el favor de ubicarte en el sitio que debes estar — Lo digo mientras que tomo su maleta y frente a él me dirijo al balcón.
—¡Ey! Antonella ¿Qué haces con mi maleta? ¡Antonella!
—Fácil, colocándote en tu lugar. ¡En la calle, pedazo de basura!
Abrí la maleta y esparcí toda su ropa desde el doceavo piso de este resort, junto a su maleta.
Puedo escuchar los gritos de Lucas y sin importarme un bledo me marcho de la habitación para dirigirme al lobby para solicitar el desalojo de este ciudadano. Este resort cuenta con dos ascensores así que disminuye el tiempo de espera. Una vez que llego abajo en el lobby voy confiada en mis pasos, hasta que escucho la voz eufórica de Lucas corriendo hacia mi.
—¡¿Adonde crees que vas, maldita puta?!
No pude ni reaccionar ante su insulto cuando ya su mano se cerró en mi cabello y me haló con tanta fuerza que me hizo gritar del dolor. Haló tan duro que me tumbó al piso lastimándome la muñeca.
—¡Ah!
—¿Quién crees que eres para hacerme eso? Es por eso que sigues soltera, y es que eres tan patética. Debiste agradecerme que te acompañara, te hubieras visto ridícula en este lugar tu sola. Pero tú preferiste hacer un espectáculo. ¿Quieres espectáculo? —preguntó con mirada endemoniada—. ¡Pues yo te daré un espectáculo!
Lucas alza la mano con impulso para darme un golpe. No soy capaz de huir, solo consigo ocultar mi rostro esperando el impacto… Pero… nunca llega.
Poco a poco volteo a ver a Lucas para saber qué sucedió y me encuentro con que un hombre de traje impecable estaba sosteniendo con fuerza el brazo de Lucas, impidiendo que esté me agrediera.
Veo su rostro y siento que lo he visto en algún lugar. ¡Se que lo he visto! Pero ¿En donde?
¡Espera!, no puede ser… ¡Si! Es él. Es el hombre de…