"No, soy el padrino ideal", se une una nueva voz a nuestra conversación, haciendo que mi cuerpo se detenga al escuchar su profunda voz. Cierro los ojos, maldiciendo en mi mente, deseando que él simplemente desaparezca, que todo sea solo un sueño.
Pero no, al abrir los ojos, ahí está él,...