Mateo:
— ¿Baltazar? — lo estoy viendo y aun así no puedo evitar que su nombre salga como una pregunta.
— Hola Mateo. — sí, me llama por mi nombre, aunque siempre lo hace con desprecio, menos ahora, algo que me altera en lugar de alegrarme.
— ¿Estas bien? — sus ojos brillan...