– Mi pequeña niña – dice rodeándome con sus brazos, siento mis ojos llenarse de lágrimas y correr por mis mejillas – ¿Cómo está mi universitaria? – pregunta en todo dulce
– bien, mama todo en orden, ¿tu como estas?
– bien hija, pero venga no hablemos de mí, cuéntame ¿cómo...