Cuatro años después…
–Doña Conchita, ¿qué me dice?, no puede hacerme eso, ¿me va a dejar solo?
–Derek por Dios, fui secretaria de tu abuelo, de tu padre y ahora tuya, ¿es que los Kendall no piensan darme un descanso nunca?
–Usted descansa, no exagere, que siempre la hemos obligado...