Entonces se tira a mi costado respirando con dificultad al igual que yo.
—Si pretendes conseguir que cambie de parecer, olvídate de eso. No soy tonto.
—¿Por qué lo intentaría? Permitiéndote o no, de todas formas me haces tuya —me defiendo, no le demostraré que tramo algo.
Idiota.
El único objetivo que persigo es...