Punto de vista de Alma
—Levántate —susurró una voz grave en mi oído. El dueño de la voz luego plantó un beso húmedo en mi cara y luego recorrió mi mejilla con su lengua.
—Cinco minutos más —murmuré, dándome la vuelta y enterrando mi rostro en la almohada.
—¡Alma, no vamos a hacer...