—El viejo tiene problemas de salud y ya no le sirve mucho para tener sexo, su mujer murió hace años y no tiene ganas de buscar otra compañera joven, así que... — Se encoge de hombros. —He aprovechado mi oportunidad.
—Pues... sabes lo que opino de eso, pero por la situación que ambas estamos pasando— Me sobo la frente con la yema de los dedos. —Yo espero no tener que recurrir a eso, quiero mantener mi dignidad intacta, pero...
—Pero si la situación lo amerita, como es mi caso... no nos queda de otra— Se desploma en su asiento. —Si mi padre no estuviera tan lastimado, creeme que no haría esto, gracias al dinero del señor, podemos costear sus medicamentos y hemos pagado la deuda que adquirió mi mamá en el hospital, no me agrada ver a un anciano verme con esos ojos, pero me tengo que aguantar si quiero ayudar a mi familia.
—Te entiendo y es terrible lo que le ocurrió a tu papá.
—Sí, esos malditos de la constructora no quisieron pagar lo del seguro, pese a que él la había renovado— Resopla con fuerza. —En fin, mi madre no se preocupa por el dinero, mi hermana va a una mejor escuela, mi padre está saliendo adelante y con lo que sobra, lo uso para mí.
Como si se le hubiera prendido el foco, Marian rebusca en su bolso algo y luego saca un trozo de papel, en ella escribe algo y luego me lo entrega, ladeo la cabeza y miro el pedazo de papel a ella y de ella al pedazo de papel, repito esto un par de veces más, tratando de entender qué significa esto.
—Tomalo, espero nunca te haga falta, pero... siempre es bueno conocer este tipo de cosas.
Tomo el pedazo de papel y noto que tiene el nombre de una página, abro los ojos de par en par y ella me explica cómo funciona la página web, me dice que debo crear una cuenta, pero antes de eso, tengo que pasar por unas cuantas preguntas, ella dice que hay varios hombres de gran poder adquisitivo y que cuando solicitan el servicio, no queda registro de quien ingreso a nuestro perfil, las conversaciones se borran enseguida y que sólo ellos pueden contactarlas de forma directa, que ellas bajo ninguna circunstancia pueden llamar al número ya que se les dará de baja de forma permanente de la página.
—Muchas medias de seguridad.
—Te digo, es donde los hombres con mucho poder buscan compañía, pero no la de cualquier ramera— Hace un puchero. —Cuando mi padre salga de sus terapias, voy a darle de baja a mi perfil, no me veo haciendo esto eternamente, lo bueno es que he guardado dinero en una tarjeta.
Guardo el pedazo de papel en mi bolsa, arrugándola y enterrándola entre el montón de cosas que tengo ahí, espero nunca necesitarlo, pero... “Nunca digas nunca”, dejando atrás el tema, hablamos de cosas más agradables, como que ya nos queda menos para terminar la universidad, que por fin vamos a dejar los días de instituto, sólo esperamos a que nos vaya bien a la hora de conseguir trabajo.
Estuvimos por horas platicando hasta que mi madre me ha llamado, diciéndome que regrese a casa porque ya era muy tarde, menos mal que mi amiga y yo vivimos en el mismo bloque de apartamentos, nos regresamos juntas a casa.
Durante las próximas semanas, el trabajo ha sido demasiado sencillo, la verdad es que pensé que me costaría más adaptarme a él, pero lo cierto es que no y doy gracias por ello, ya que me ha permitido llevar a paso ligero mi escuela, sin estar presionada por las tareas o los proyectos. Como todas las noches, me toca limpiar mi piso, mientras espero a que el ascensor llegue a mi destino, saco mi teléfono de mi bolsillo y también mis audífonos inalámbricos, luego abro mi reproductor de música y busco mi playlist favorita. Para cuando el ascensor hace “tin” yo ya tengo todo preparado para empezar con mi jornada.
Como siempre, inicio con los cubículos, muchos de ellos están súper asquerosos, llenos de basura, con café derramado, los cestos de basura hasta rebosar, incluso me he topado con chicles pegados debajo de los escritorios. Limpiar toda esta zona es la que me toma más tiempo, pero lo que son los baños y el despacho del jefe, es mucho más rápido.
Luego de un rato, he terminado con todo, bueno, CASI todo, ya que lo único que falta es la oficina del jefe. Antes de entrar, reviso que tengo todo lo necesario para empezar con mi trabajo y una vez de que me cercioro de que tengo todo, me dirijo a la oficina, emocionada de que hoy he terminado temprano.
Estando en la entrada, reviso la batería de mi celular y de mis audífonos, pero unos sonidos provenientes del despacho hacen que me quite los audífonos para escuchar mejor, hasta donde yo recuerdo, sólo estoy yo en este piso. Un escalofrío me invade por todo el cuerpo y no dejo de temblar, pego mi teléfono a mi pecho y abro bien los ojos, la idea de que un ladrón se cuele hasta este piso es imposible ¿no? O.... ¿Sera uno de esos famosos fantasmas que aparecen en las oficinas? ¡Espero que no, soy demasiado miedosa con esas cosas! Trago saliva con dificultad y me acerco más a la puerta, pero enseguida detengo mi paso cuando escucho como una mujer suelta un fuerte gemido de placer seguido del nombre de “Derek”, enseguida los colores se me suben a las mejillas y me alejo del lugar lo más rápido que puedo.
—¡Qué vergüenza! Menos mal que no he entrado a la oficina para saber de qué se trataba, menuda sorpresa me iba a llevar.