Tuve un sueño hermoso, cuando me percate de que era como un Dejavú, era lo mismo que había soñado hace mucho tiempo, lo diferente era que unas manitas me tocaban la cintura y unas vocecitas pedían.
—Papi, quiero sentarme contigo
—Yo también papi
—Yo soy el mayor, yo primero
Las risas de Alexander me...