Chapter 1 ESTA ES MI HISTORIA

KkellyG 1.9k words

ADVERTENCIA

Este libro es una obra ficticia, los personajes, hechos, situaciones y lugares son sacados de la imaginación de su muy demente e inmadura autora. Los personajes pueden llegar a ser groseros, machistas, clasistas, tontos y desubicados: situaciones ridículas y absurdas, con humor negro y cliché por montones, así que, si no se adapta a tu estilo de lectura, por favor, te lo pido, no me leas, este no es un nobel de literatura, es una historia loca que escribí a mis 14 años y mi primer intento de escritora.

EMMILY

Mi nombre es Emmily Roberts y voy a contarles como, cuando tan sólo tenía 20 años técnicamente obligué a casarse conmigo al guapísimo Bennett Blackstone único hijo de la pareja de empresarios más reconocidos y acaudalados del país con quienes mis padres tenían negocios en común desde que yo era una niña. Benn, como me gustaba llamarlo, era mayor que yo solo por tres años, así que asistimos por un buen tiempo a la misma escuela, aunque él iba un par de grados por encima de mí y no teníamos ninguna clase juntos.

Cada vez que lo veía por los pasillos caminando con ese porte y esa arrogancia que sólo lo hacía más deseable ante mis inocentes ojos, vestida con mi uniforme de porrista soñaba con que más temprano que tarde llegaría el día en que el hombre al que había amado desde que tengo uso de razón se daría cuenta de mi mísera existencia y entendería que yo era la mujer de su vida; es que, no había en el mundo un hombre que tuviera tal grado de perfección como Bennett, no podía ser posible que existiera alguien mas fuerte, sexy y hermoso que él y no solo hablo de belleza física, porque él hombre lo era tanto por fuera como por dentro; guapo, noble, dulce, generoso y amable la personificación de la perfección en un cuerpo musculoso… me salían corazones por los ojos cuando lo veía y me carcomía por dentro el hecho de que no me perteneciera a mi, no era justo que otra que no fuera yo lo tuviera. También me volvía loca por su enorme parecido con Clark Kent mi crush de toda la vida, si, creo que Superman es la criatura más perfecta y mejor hecha en el universo, por eso, cada vez que lo veía soñaba con que él era mi Superhéroe al rescate, y yo, la periodista super rubia Emmily Lane, que lo esperaba ansiosa en las azoteas para volar hacia el horizonte con una luna llena gigante como fondo; no me juzguen, algunas sueñan con su príncipe azul y cuentos de hadas, yo lo hago con Supeheroes.

Pero como nada en la vida es tan fácil, había un pequeño detalle que se interponía en mis planes de «felices por siempre» con el grandulón super macizo y sensual; tenía una novia de toda la vida, llamada Madeleine Richards, guapa, alta, con curvas en los lugares correctos, un hermoso cabello oscuro como la noche, largo y

abundante y, como si esto no fuera suficiente, poseía una inteligencia que la hacía destacar por encima de los demás estudiantes: era la número uno de su clase y presidenta del comité estudiantil; belleza e inteligencia, una combinación explosiva, ¡era absolutamente perfecta!

Pensaba: ¿Cómo iba Bennett a fijarse en mí que parecía un renacuajo esquelético al lado de esa Venus de Milo espectacular con el coeficiente intelectual de Einstein? Pero, aunque no lo crean, al final cuando dos personas están destinadas a estar juntas para siempre no hay fuerza de la naturaleza que detenga el curso de la vida, así que finalmente lo logré y les voy a contar cómo lo hice: durante años moría de amor por él, moría por estar en sus brazos y ser la dueña de sus besos, por años permanecí entre las sombras esperando mi oportunidad para estar por fin juntos y que me mirara a mí y solo a mí con esos ojitos azules cálidos y perfectos como el cielo de verano. Solo necesitaba una oportunidad, solo una para que él me notara y se enamorara de mi. Pero mientras yo no lograba nada en absoluto, la relación de Madeleine con mi hombre perfecto se hacía cada vez más fuerte, hablaban de casarse algún día, formar una familia y ser felices por el resto de la eternidad, ¡mi felices por siempre!, ¡esa arrastrada muerta de hambre iba a quedarse con mi final feliz! No podía permitirlo, ella no iba a robarme al amor de mi vida, empezaba a perder la cordura, necesitaba hacer algo radical para separarlos, lo único que anhelaba era que él fuera mío, no importa lo que tuviera que hacer para conseguirlo, estaba dispuesta a cualquier cosa para reclamar lo que en mi mente retorcida me pertenecía por derecho, no era justo que ella lo tuviera y que yo no, yo era la jodida Emmily Roberts, hermosa, talentosa y muy rica, ella no era más que una don nadie con tetas de estrella porno. Creo que, al ser tan malcriada, pensaba que podría tomar lo que quisiera sin importarme por encima de quién tendría que pasar y eso fue lo que me llevó al principio del desastre.

Por esos días Benn se fue a la universidad para estudiar administracion de empresas y finanzas, para así hacerse cargo del negocio de su familia, y Madeleine, como la niña dulce, compasiva, de buen corazón y sentimientos perfectos acepto esperar por él, mientras ella estudiaba en la universidad pública, aunque tenía una beca completa en una de las mejores universidades del país donde también asistia Benn, no podía irse con él y abandonar a su madre ya que esta sufría una enfermedad degenerativa y no podía cuidarse sola y ademas no tenia a nadie mas que cuidara de ella, un poco cliché ¿no crees? ¡ja! sigue leyendo cariño eso abunda aquí; al ser la pobre niña sin recursos a cargo de una madre enferma, representaba la típica historia de cenicienta muy atractiva para hombres

con complejo de salvador como Benn: chica linda de clase media, criada por una madre soltera, un ejemplo de fortaleza y valentía que demuestra al mundo que con esfuerzo se puede lograr todo lo que deseas y bla, bla, bla... ¡Pff!, al final ella tuvo que optar por quedarse en la ciudad y hacer lo que pudo con su educación; pero con la promesa de Benn de casarse con ella inmediatamente él terminara su carrera universitaria y por supuesto al volver y hacerse cargo de los negocios familiares la ayudaría a lograr todos sus sueños, no solo iba a ayudarla a ella, sino también se comprometió a cuidar de su madre y buscar los mejores tratamientos para sobrellevar su enfermedad, por que su salud se deterioraba cada día más y Madeleine era esclava de su cuidado.

Pero nada está escrito, excepto el pasado y el destino me dio la oportunidad de tener eso que tanto quería: a Bennett Blackstone en charol de plata para mí solita. Resulta que el universo estaba confabulando a mi favor y el padre de Bennett hizo algunos malos negocios, la situación económica de la familia de mi hombre estaba en riesgo y necesitaban de manera urgente inyectar liquidez a su empresa para no irse a la bancarrota. (la familia Blackstone se dedicaba al negocio de construcción y bienes raíces, y mi familia, al desarrollo de nuevas tecnologías y a la creación de aplicaciones móviles). Fue por esto que tuve una maravillosa ide que nos beneficiaria a todos y gracias a esto y a mi amoroso y muy alcahuete padre decidí hacer la jugada que cambiaría nuestras vidas para siempre; digamos que persuadí a papá para que le ofreciera a George Blackstone todo el dinero que necesitara a cambio de que su único hijo; mi Bennet, se casara con la niña de sus ojos, es decir, su servidora aquí presente.

No me costó mucho convencerlo, ya que, al ser hija única, estaba acostumbrada a que mi papi me diera cualquier cosa que quisiera en el mundo, y lo que más anhelaba era tener para mí al guapísimo Bennett Blackstone como mi marido.

Convencer a mi hombre fue otra historia, se negó rotundamente a participar de mi idea y estaba dispuesto a mandar todo a la mismísima mierda por defender el futuro que quería construir junto a Madeleine, se puso terco llegando incluso a crear un plan en el que huiría con ella y renunciaría a su propia familia por defender su amor. Lindo, ¿no? ¿Les dije que era el hombre perfecto? Pues lo era antes de mí.

La noche en que Bennett decidió que era más importante el amor que su futuro o su propia familia, el universo volvió a conspirar a mi favor y dio la casualidad que su padre tuvo un grave ataque al corazón, dicen que estuvo a escasos segundos de morir, y fue este el motivo principal por el que el amoroso y leal Bennett Blackstone dejara a una Madeleine muy ansiosa plantada en un cruce de carretera cerca de su casa.

Obviamente, ella, con su manera de ser tan comprensiva, entendió que él no podía abandonar a su familia, que lo que habían planeado ambos era una total y absurda locura; y peor aún para Bennett, que ella comprendiera que su madre tenía una grave enfermedad que no le permitiría valerse por sí misma en un largo periodo de tiempo — ¿en que diablos estaba pensando?—se reprendió a sí misma una y otra vez y esto la hizo caer en cuenta de que su egoísmo y las ganas de vivir una historia de amor con Benn, como las que se cuentan en los libros, casi la llevan a cometer un terrible error. Así que volvió a casa con su mochila barata, llena de sueños no cumplidos y lloró durante horas debido a todo lo que debía renunciar por el bienestar de otras personas.

No imagino lo agotador que debe ser pensar siempre en hacer lo correcto y poner a otras personas por encima de lo que uno quiere. Recuerdo que pensé: «¿Quién en su sano juicio es tan tonta como para sacrificar su propia felicidad por otro?». De seguro yo no. En ese momento no lo entendía, mi egoísmo solo me permitía pensar en mí, en lo que yo quería y en lo que era importante para mí: yo, yo y solo yo.

Que equivocada estaba, pero el destino me iba a enseñar que con él no se debe jugar, que no puedes simplemente decidir cuándo y cómo cambiar la vida y los sentimientos de otro ser humano. Esto sería algo que definitivamente pagaría con creces por muchos días de mi vida, y el precio a pagar iba a ser el dolor y la soledad, sumado al odio y al rechazo de la persona que tanto amaba.

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