—¿Te sientes bien?—insistió él acercándose un poco más, aún sin violar el espacio personal de la muchacha. —¿Alguien te agredió? ¿te estuvieron molestando? —insistió y Serem terminó por limpiarse las lágrimas y lo miró como si de un príncipe encantado de tratara.
Allí a unos pasos con las manos en...