Cuando llegaron las seis de la tarde tal y como le había avisado Alison, Margaret llegó a su habitación para ayudarla a vestir.
—¡Esto será doloroso!—bromeó la rubia y entró vistiendo de negro, con su aire de ser la reina absoluta del mundo. —¿Qué tenemos aquí?
Diciendo esto se encaminó...