El punto de vista de Amelia.
Cuando sentí el calor familiar del abrazo de mi padre, me brotaron muchas lágrimas de los ojos.
"Papá...", sollocé quebrada.
"Ya, ya... Papá está aquí ahora. Todo saldrá bien. No dejaré que nadie te haga sentir triste otra vez", me dijo mientras me acariciaba la espalda.
Al oír...