— Hice una pregunta. ¿Qué hace esta mustia en mi casa?
Elizabeth enseguida la enfrentó, esta vez sin miedo, ya estaba cansada de los maltratos y abusos de Graciela.
— ¡Ya basta señora! Primero le recuerdo que esta ya no es su casa.
— ¿Pero cómo te atreves a hablarme...