Por Mateo
-Amor, desde que estamos juntos no volví a estar con otra mujer, no me interesa ninguna, solo me importás vos.
La senté en mi escritorio.
-Dios nena, me volvés loco…
La besé y ella no se quejó, por lo que, entusiasmado, seguí besándola.
Mis manos rozaron sus pezones y sentí como se endurecían...