Cuando terminó el año, noté que Tatiana Vivar había cambiado. Solía quedarse mirando al vacío, como si toda la vitalidad que antes la caracterizaba se hubiera desvanecido. Parecía una anciana a punto de morir, desprovista de toda esperanza.
No entendía qué le había pasado. Ella se negaba a hablar conmigo, me...