—¡Hija! No te pongas mal, por favor. Sé que te he fallado al protegerte —gritó su madre, tratando de tranquilizarla con una mirada suplicante.
Beth se rió, casi sonó histérica.
—¿En serio, Jenevitt? ¿Haces miserables los veintiséis años de mi vida y pides que no me ponga mal? —puso la mano en...