- DOMINIK BLAKE -
Gruñó, sentía el cuerpo adolorido. Por algún motivo que desconocía, no podía moverse a su antojo. Las manos las tenía sujetas detrás de la espalda y su cabeza estaba apoyada contra las baldosas.
Su garganta estaba tan seca que incluso podía sentir la lengua. ¡La lengua! Y eso...