Grito lo más fuerte que puedo cuando siento una mano enorme tapar mis ojos.
―¡Me atacan!
―No te atacan, ridícula ―escucho la voz de Pavel―. Soy yo, les tapo los ojos para que no vean.
Dalia hace sonidos raros, parecen gimoteos, supongo que también se asustó. Pavel quita su mano de mi vista...