—¡Dios mío! ¡Estás hermosa! —Soltó Caroline en cuanto se asomó por la puerta de la que era mi habitación, detrás de ella entró Catherine.
—¡Freya Santísima! — Exclamó mi media hermana— Tengo tanta suerte, hace unos días solo tenía un jodido hermano insensible y ahora… Tengo dos hermosas hermanas— dijo...