Aquella noche, Metis sigilosamente salió de la cabaña. Durante días, había planeado ir a buscar a su padre, anhelaba saber la verdad. Sin levantar sospechas se deslizó entre las sombras de los árboles donde descansaban los Orcos. Al llegar, con extrema cautela, llamó a Boox en un susurro apenas audible.
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