Recuerdo ese día, sosteniendo el análisis en mis manos, con los dedos ligeramente temblorosos.
“Estás embarazada, felicidades .”dijo el médico en un tono profesional, pero sus palabras fueron como una piedra que lanzó mil ondas en mi corazón.
Me cubrí la boca, casi sin poder creer lo que escuchaba.
Estaba eufórica, deseando contarle...