Punto de vista de Daniel
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No puedo expresar cuánta fue mi felicidad al ver a mi compañera por el pasillo luciendo un hermoso atuendo de novia; una oleada de emoción se arremolinó en el centro de mi corazón. El vestido que eligieron delineaba su figura a la perfección, lo cual me hizo pensar que habían planeado todo el incidente, o que antes de aceptarme Eva iba a casarse con otro hombre.
Sentí mucha rabia de pensar eso.
'¡Basta! No arruines nuestro estado de ánimo con esas ideas estúpidas', gritó mi lobo. 'Nuestra compañera se ve muy hermosa con su vestido de novia', agregó. Yo estaba totalmente de acuerdo con él.
Traté de ocultar la emoción de mi rostro cuando Evangeline se acercó.
'Su nombre es demasiado largo. ¿Qué tal si la llamamos Ángel?',
'Nada mal. Me gusta'.
‘Nuestra compañera, nuestro Ángel’, dijo mi lobo, mientras yo no podía dejar de ver a mi novia. Venía agarrada de la mano de su padre, y se notaba que estaba temblando. Todo el tiempo tuvo los ojos en el suelo, ni una sola vez miró en mi dirección. Bueno, ¿qué más podía esperar de una novia que fue chantajeada para casarse?
Su padre no parecía feliz cuando soltó su mano, para dejarla frente a mí. Tampoco su madrastra. Hablando de familias, ni siquiera la mía parecía contenta.
¿Por qué?
Tal vez la razón era que la mitad de ellos pensaba que me estaba casando con una débil humana, solo por el bien de nuestra manada. ¡Mientras los otros sentían lástima por mi compañera, porque sabían qué tipo de persona era yo!
¿Y qué con Ángel? No podía descifrar lo que estaba pensando, ni lo que sentía. En realidad, lo que pensaba ella era lo que realmente me interesaba.
¿Quería realmente esta boda?
¿Debería importarme?
“Por favor, toma sus manos”, ordenó el padre. Ella las extendió hacia mí y yo no perdí ni un segundo para sostenerlas. Entonces, en cuanto su pequeña mano se aferró a la mía, sentí la chispa que volvió a recorrer todo mi cuerpo.
Sabía que ella podía sentir lo mismo, pero como yo soy un Alfa, la sensación es diez veces más fuerte que la de cualquier humano.
Cuando comenzó la ceremonia, mi lobo comenzó a bailar de alegría, pues, él estaba listo para la boda.
"Sí, acepto".
"Acepto", dijo también ella.
Y con esas palabras, finalmente quedé unido a mi compañera; ahora ella era mi esposa.
¡Suena tan bien!
“Los declaro marido y mujer. ¡Puedes besar a la novia!".
Me emocioné tanto que sentí que estaba en la cima del mundo.
¡Besa a la novia!
Quería hacerlo una y otra vez, pero observé su malestar. No estaba seguro de que fuera una buena idea. Como ella no me miraba, pensé que estaba evitando mis ojos por alguna razón.
Odiaba eso.
Quería que me mirara como yo la estaba viendo a ella. Mis ojos se posaron en sus preciosos labios rosados y tuve un profundo impulso de reclamarlos lo antes posible. Levanté su velo, después su barbilla para que me mirara a los ojos, pero ella los cerró.
¡No! ¡Esto no estaba ocurriendo!
Si iba a besarla, ella debía mirarme.
"Abre los ojos, Evangeline".
Ella se quedó inmóvil ante mi demanda y lentamente abrió sus ojos azules, profundos y claros como el océano. Al igual que el mar, sus ojos eran tan silenciosos, como peligrosos.
Sin más advertencia, la agarré por la cintura para apoderarme de sus labios, pero al sentir que ella no estaba preparada para eso, rápidamente me alejé. Por otro lado, no quería que la gente supiera que me gustaba, no permitiría que sospecharan que era mi compañera.
"Ahora puedes marcar a tu Luna, Alfa Daniel", dijo el padre, y justo en ese momento la emoción de mi lobo aumentó, al tiempo que los miembros de mi manada aullaban de felicidad. Muy pronto, mi lobo puso cara de decepción, pues ambos olimos el miedo de nuestra compañera.
Ella lucía muy confiada, parecía que no tenía ningún temor, pero la verdad estaba muy lejos de la realidad. Apreté la mandíbula con enojo, pensando en hacerla sentir cómoda para que dejara de tener miedo.
'Quiero marcarla en este mismo momento, pero debemos darle algo de tiempo'.
‘Iba a decir lo mismo’, comenté asintiendo de manera comprensiva. Después de todo, nuestra compañera se había enfrentado a muchas cosas en un solo día.
“No la voy a marcar”, anuncié, lo cual hizo que todos se quedaran en silencio. 'Al menos, no por ahora', quise agregar, pero mi gran ego no me lo permitió. "Empaca todas tus pertenencias, porque saldremos hacia nuestra casa en media hora”, dije con indiferencia, mientras mi lobo empezaba a regañarme.
'Podrías haber dicho exactamente lo mismo, pero con amor'.
'Di lo que quieras'.
****
La media hora estaba por cumplirse y en ese momento me di cuenta de que algo andaba mal. El olor de Ángel no era tan fuerte como media hora antes. No podía haber escapado justo después de casarse conmigo.
Incluso mi lobo comenzó a inquietarse.
“Daniel, quería hablar sobre tu novia. ¿Por qué…?”, mi tía se quedó callada cuando observó mi expresión. "¿Qué pasó, hijo?".
"No estoy seguro", respondí, tratando de captar el aroma de mi esposa. "Por cierto, ¿qué me estabas diciendo?".
"¿Era necesario que te casaras con una humana?".
“Tenía que hacerlo, por la reputación de nuestra familia”, respondí. Pude sentir que necesitaba preguntarme otras cosas, pero yo iba camino a la habitación de Eva. Lo último que recordé es que le había pedido que recogiera sus cosas. Mi corazón latía acelerado mientras subía los escalones de dos en dos. Cuanto más me acercaba, más me preocupaba. Si estuviera allí, la habría escuchado, o al menos la olería mucho más que antes. Y nada de eso estaba pasando.
Abrí la puerta de golpe y exploré la habitación.
'Podrías haber abierto con calma. Al observar tu comportamiento, todos sabrán que nuestro Ángel no está aquí’, dijo mi lobo, tratando de calmar mi ira.
'No digas una sola palabra, ni una sola'.
“¿Evangeline?”, la llamé por su nombre, pero como no contestaba, entré en el baño. Miré a mi alrededor y encontré una cuerda hecha de sábanas que colgaba por la ventana, así que me asomé para ver que llegaba hasta el suelo.
Mi actitud comprensiva y el lobo tranquilo desaparecieron de inmediato, ya que ambos comenzamos a echar humo de ira. Apreté los puños a mis costados, conteniendo las ganas de golpear la pared.
'No debería haber escapado de nosotros', murmuró enojado mi lobo. No perdí ni un segundo para saltar por la ventana. Olfateé el aire y me di cuenta en qué dirección se había ido nuestra compañera.
"Mala decisión, Ángel", sonreí antes de transformarme en un gran lobo plateado y correr en dirección a nuestra pareja, dejándome guiar por su olor.
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#TBC