Samary.
La respuesta me llego desde mi cerca de mis oídos, haciéndome saltar en la medida de lo posible que me dejaba mi entumecido cuerpo, mientras un grito de sorpresa escaba de mis labios, el maldito se movía sigilosamente, pero enseguida reconocí el calor que sentí anoche durante nuestras largas sesiones...