Chapter 1 Prologo

Tamy Machado 1.4k words

Griffin.

El eco de mis pasos suena en el estacionamiento desierto, cuando desciendo del auto y entro a la camioneta que no ha dejado de vigilar la residencia de la familia de Nisha. En cuanto supe que estaba viva una llama se encendió en mi tan ardiente que no dude ni un maldito instante de averiguar el paradero de su familia.

Encontrarlos fue complicado al principio, pero para un cabecilla de la mafia no hay imposibles, di con ellos un par de días después de la balacera en la mansión de Grecia. El hijo de puta de Dark sigue saliéndose con la suya y sigue arrebatándome lo que por derecho me pertenece, se lo advertí, le dije que esa era mi chica, pero no, debía hacer sus estúpidas movidas y arrancarla de mi lado.

Desde que Nisha desapareció mi vida ha sido un jodido martirio, extraño esos ojos verdes y ese terror al verme, solo de imaginar su expresión este día cuando llegue a casa y vea el regalo que le dejare me pone y mucho.

— Señor — la voz de uno de mis guarda espaldas y me habla, sacándome de mis turbulentos pensamientos de añoranza — aquí viene — en cuando elevo mis ojos la veo.

La razón de todas mis malditas pesadillas y mis más grandes y maravillosos sueños, luce increíble, su rostro es una máscara perfecta de tranquilidad, una tranquilidad que deseo con locura borrar, me remuevo en mi asiento, sintiendo como mi polla tiembla con solo observarla.

Da una rápida mirada a su alrededor como si esperara ver algo o alguien sospechoso, pero no hermosa, no hay nada que temer, al menos no por ahora.

Se coloca el casco de la motocicleta y sonrió de lado al ver lo jodidamente sexy que se ve en ella, devoro su cuerpo con los ojos, está mucho más hermosa que la última vez que la vida, su culazo ahora se ve mucho más grande, en definitiva el bastardo de Ratko y Claus estuvieron entrenándola, mi sonrisa se amplía porque esto será muchísimo más excitante que la última vez, cuando regrese a mí, voy a follarla duro sobre esa puta motocicleta y le recordare exactamente porque nunca debió dejar su maldita habitación.

Pasa junto a la camioneta sin mirarnos y sin notar que su hombre ha vuelto a ella, rio suavemente una vez deja el estacionamiento a su familia totalmente indefensa.

— ¿los hombres de Dark? — pregunto sin mirar a ninguno de mis hombres en particular.

— En sus posiciones — suspiro

— Bien, hagamos una fiesta increíble — murmuro para que mis hombres comiencen hacer lo suyo, mientras yo me preparo en el asiento de atrás de la camioneta.

Abro el maletín que me entrego uno de los rusos y saco la máscara, sonrió de lado y suspiro, últimamente me he estado moviendo con una falsa identidad, esta mascara fue cortesía del sujeto que me ha puesto en contacto con los rusos. La coloco con cuidado y espero a que mis hombres tomen sus posiciones y me avisen.

Los minutos pasan y empiezo a impacientarme, muero por darle una visita a los suegros y a ese niño, es una pena que no puedan disfrutar un poco más de la paz, la tranquilidad y la nueva vida que Ratko les ha proporcionado, sin esperar a la señal de mis hombros, abro la puerta de la camioneta y desciendo

— señor, aun no es seguro — escucho a uno de mis hombres advertirme pero rio negando e ignorando por completo su advertencia.

Camino hasta el ascensor y presiono el código, para subir al piso donde mi querida mujer vive ahora su pequeño cuento de hadas, mientras asciendo en la caja metálica, revivo sus ojos y su expresión tranquila, una expresión que estoy deseando romper. Las puertas se abren mostrándome un pasillo vacío, camino por el hasta la puerta del departamento y respiro profundo.

Aun esta su perfume en el ambiente, sonrió de lado y suspiro una vez más deleitándome con el aroma y sintiendo como poco a poco la adrenalina comienza a hacerse presente, anticipando mi jugada, abro mis ojos y pego la cabeza a la puerta para escuchar del otro lado.

Silencio.

Es lo único que se escucha del otro lado, pero estoy seguro a que se debe a que el departamento esta insonorizado, respiro profundo una vez más y finjo mi mejor sonrisa antes de tocar el timbre. Después de algunos segundos, escucho ruidos en la puerta y esta se abre. Frente a mi esta una mujer de unos cuarenta y tantos, su aspecto es muy diferente al que recuerdo de la madre de Nisha, pero no ninguna duda, es ella.

— ¿si diga? — pregunta con cierta desconfianza

— ¿Sra. Valentine verdad? — doy un paso en su dirección y se tensa de inmediato, su ceño se frunce y niega ligeramente

— disculpe, creo que se ha equivocado de apartamento — mi sonrisa se ensancha mientras intenta cerrar la puerta y la detengo al mismo tiempo que la detengo con mi mano.

— ah no lo creo mí señora, no lo creo — digo empujándola con fuerza, sus ojos se abren como platos cuando el impulso la empuja hacia atrás, tropieza y cae sobre su culo — oh perdone, no tenía intención de lastimarla — murmuro en tono divertido tendiéndole mi mano, ella duda un instante y suspiro — estoy aquí de parte de Ratko Stevens, ¿sabe quién es verdad? — su ceño se frunce un poco más y suspiro — no se preocupe, solo necesito conversar con su hija un momento, ¿está aquí? — finjo inocencia y finalmente la mujer toma mi mano y la ayudo a ponerse en pie.

— sí, se quién es el Sr. Stevens, pero Nish no está en este momento — comenta con inseguridad y suspiro con pesar

— ¿puedo esperar a que regrese, verdad? Es de suma importancia conversar con ella — la mujer lo medita un poco y después de algunos segundos en silencio señala la sala.

— Claro, adelante — me sonríe con cierta desconfianza, mientras me adentro en el espacioso departamento, finamente decorado y lleno de lujos y elegancia, una vida que tristemente no merecen.

— Gracias — sonrió con amabilidad

— ¿quiere un café? — pregunta y asiento dejándome caer en el cómodo y mullido sofá.

— se lo agradecería muchísimo — mi querida suegra se gira para dirigirse a la cocina mientras observo a mi alrededor, no me contengo y me pongo en pie para curiosear.

— ¿paso algo que deba preocuparnos? — pregunta desde la cocina en tono serio.

No respondo inmediatamente porque estoy sumergido en la enorme cantidad de fotografías que hay en un mueble de madera, muchas fotos de Nisha con su familia, en todas luce increíble, con esa sonrisa hermosa que suele adornar sus suaves y provocativos labios, humedezco los míos tentado a tomar las fotos en mis manos y acariciarla.

Una en particular llama mi atención, luce un vestido negro elegante, junto a los gemelos, me gusta como luce así vestida, sin poder contenerme más, tomo el portarretratos y lo sostengo entre mis manos, absorto en la belleza de mi mujer, una belleza que se ve aún mejor llena de desesperación y terror brillando en sus ojos.

— ¿está bien? — las palabras de mi suegra me sobresaltan y me traen de regreso fuera de mis pensamientos.

— Sí, solo admiraba su familia — comento dejando la fotografía en su lugar, tenso. Quiero esta foto.

— Esos son Mou, Max y Nisha — comenta con un tono triste en la voz — Max murió hace algunos años en una balacera — mi ceño se frunce eso no lo sabía.

— Lo lamento — susurro girándome para verla, sus ojos están anegados de lágrimas y la expresión de sufrimiento me hace sonreír.

— Está bien, si me disculpa un instante — dice tendiéndome la taza de café, la tomo con cuidado y ella huye con lágrimas empapando sus mejillas.

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