Vicenzo.
Su cuerpo tiembla entre mis brazos mientras inicio una lluvia de besos en su cuello. Jadea y cierra los ojos, deleitándose con cada gesto.
—¿Quieres que me detenga? —la insto a abrir los ojos nuevamente, y ella me mira sonrojada —. Estás disfrutando, pequeña.
—¿Acaso soy de hierro? —protesta,...