Angelina.
—¡Vicenzo, maldito seas! —lanzo mi bolso al suelo, rebosando de rabia y frustración —¡Infeliz estúpido! ¿¡Cómo te atreves!?.
—¡Angelina! —mi madre irrumpe apresurada en la habitación, preocupada por mis repentinos gritos llenos de histeria —¿Qué te pasa? ¿Por qué esos gritos?.
—¡Nada! —respondo, sentándome frente a mi cómoda y observando mi...