Narrador omnisciente
Los años transcurrieron con rapidez. Iker sentía que cada segundo lejos de su familia encarcelado en una prisión era el peor de los infiernos. Él se había negado a ver a sus hijos porqué no deseaba que se avergüencen de él, ni inspirar su lástima. Se había conformado con ver las fotografías de sus tres pequeños.
Era el padre más orgulloso del mundo.
Su pequeño Gael se había convertido en todo un hombre y era actualmente un importante Agente de las fuerzas, el primero en su generación. Había ganado varias medallas por su lucha contra el narcotráfico.
En cuanto a Isabella se había graduado con los mayores honores. Ella había optado por la carrera de Derecho Penal y no había perdido ni un solo caso en el primer año que llevaba de Carrera.
Iris, su niña más pequeña era una bella adolescente dulce y alegre, por supuesto ha heredado la rebeldía de él y el bello físico de Aurora. Ella era la fusión perfecta de ambos, tenía el corazón de Aurora, pero la fuerza y el coraje de Íker. Deseaba verla en persona aunque sea una última vez antes de morir. Soñaba día y noche con ser parte de la vida de sus hijos y no solo conformarse con ver sus fotografías o videos en navidad, los cumpleaños y las fechas imposible.
Él se encontraba en su celda realizando los múltiples ejercicios que acostumbra hasta que fue interrumpido por un guardia quién le informo que tenía una importante visita.
Íker se encuentra desconcertado porqué él no suele recibir visitas de nadie. Bastián o su amigo Iván lo visitan en días específicos y es extraño que lo visiten en viernes. Él se encuentra en una prisión de máxima seguridad y no cualquier persona puede acceder a él, precisan un permiso especial.
Al ver al joven Iker siente que el corazón se le saldrá del pecho. Por supuesto a pesar de los años lo reconoce a la perfección, sin embargo, él no sabe si el muchacho también lo reconoce. Quizás se encuentra en su celda a causa de una enorme casualidad. De todas formas, su corazón se acelera al verlo y no logra emitir ningún palabra.
Él no logra dejar de mirarlo. Es alto, muy alto, su cabello es castaño en un tono muy claro. Uno de sus ojos es en tono verde claro y el otro café. A diferencia de Iker, Gael luce con orgullo su peculiar tono de ojos.
—Buenos días, Íker Romanov, me presento, soy el Agente Murat y me encuentro a cargo de la brigada Alfa. Mi equipo y yo nos encontramos a cargo de una importante misión y preciso su colaboración.
—¿Mi colaboración?— Inquiere Iker sorprendido. Se siente un imbécil al no ser capaz de emitir ninguna palabra coherente.
Él siente que se trata de un sueño, no puede ser real que se encuentre frente a su hijo después de tantos años.
— Así es, no puedo revelarle demasiados detalles, pero me acaban de encomendar una misión para atrapar al Boss de la mafia Rusa y necesito su ayuda. Sí acepta ayudame obtendría beneficios.
—¿Que beneficios?— Indaga Iker
— Obtener la libertad condicional de inmediato y asistir a la boda de su único hijo.
Íker se levanto de su asiento y Gael lo imito. Ambos se fundieron en un abrazo. Él desea mostrarse fuerte ante su hijo, sin embargo, no puede contener sus lágrimas.
No puede creer que después de tantos años finalmente obtendrá su libertad. Finalmente será un hombre libre y podrá disfrutar el resto de su vida con sus tres hijos y su mujer, podrá conocer a Iris y volver a estrechar a su bella Aurora entre sus brazos.
Solamente anhela que ella no se haya casado, ni lo haya olvidado. Aunque por supuesto no la culparia porqué han transcurrido demasiados años y las personas y los sentimientos cambian. Sin embargo, por la parte de Íker su corazón sigue latiendo como el mismo día, él sigue amando a Aurora con la misma intensidad que el primer día.
La ama con cada parte de su ser. Durante los últimos años ha soñado con volver a ver esos hermosos ojos azules y ese rostro de Ángel.
— Ya eres un hombre libre, papá— Anuncia Gael en cuanto ambos salen de prisión — Despídete de este horrible lugar para nunca más volver.
— Gael necesito detalles....
— Lo único que debes saber es que eres un hombre libre y estarás en casa bajo mi responsabilidad... Te dedicaras a hacer muy feliz a mi mamá y recuperar el tiempo perdido mientras yo atrapare al hijo de puta Ruso y obtendré tu libertad completa.
Íker no pronuncia ninguna palabra. Él sabe perfectamente que su hijo se está jugando el pellejo para liberarlo y por supuesto no lo decepcionará. Hará lo que tenga que hacer para poder estar junto a su familia.
Él se dedica a apreciar el sol, las nubes, la leve brisa en su rostro. Es increíble que por fin después de tantos años es un hombre libre. Perdió los mejores años de su vida, sin embargo, ganará una vida tranquila al lado de la mujer que ama y sus tres hijos.
— Íker — Pronuncia Bastián antes de estrecharlo entre sus brazos.
Íker lo observa riendo al ver lo viejo que se ve su mejor amigo. Sus ojos azules y su cabello oscuro, su mirada sigue siendo exactamente la misma que la de hace años.
— Por supuesto tú tuviste que ver con mi libertad.
—Todo fue mérito de Gael, pero de cierta forma también intervine.
—Quiero ir a tu casa porque no deseo presentarme con Aurora y mis hijas en estas fachas. — Comenta Íker
—¿No le dijiste Gael?— Le pregunta Bastián a su sobrino y Gael niega con la cabeza
La cabeza de Iker está maquinando miles de ideas en estos momentos. Él no soporta la extraña mirada entre ambos hombres. Tal vez algo le ocurrió a Aurora o a sus hijas, tal vez ella sufrió algún accidente o le pasó algo malo.
—Les exijo que me informen que ocurrió
— Papá las cosas han cambiado muchísimo en estos años. De camino a casa de Bastián te diremos todo.— Afirma Gael