Isabella Romanov camina con firmeza frente a los juzgados. Su cabello oscuro y largo se encuentra recogido en un peinado alto.
Porta un vestido en tono azul el que combina con su tono de ojos. Su rostro y maquillaje lucen impecables y esboza una expresión seria en su rostro. A pesar de su corta edad posee una carrera impecable y no ha perdido ningún caso.Ella ni siquiera les dirige una leve mirada a sus compañeros del despacho quienes la ven con desprecio.
Alegan que ella se cree superior y es una mujer egocéntrica porqué desde el primer día afirmo que no desea entablar ninguna amistad con ninguno de ellos. Su único objetivo es trabajar sin socializar con nadie y tampoco le gusta trabajar en equipo porque considera a sus compañeros como un estorbo.
Al llegar a su oficina tomo asiento en su lugar de trabajo y tomo su celular para realizar una llamada a la oficina de la central de las fuerzas armadas.
— Buenos días, necesito hablar con el agente Romanov o en su defecto con el agente Madrigal.
— El Agente Romanov salió muy temprano y el Agente Madrigal no se encuentra en la ciudad— Responde la secretaria de Gael e Isabella rodea los ojos. — No puedo darle información.
No comprende porqué su hermano contrató a una mujer tan inepta como ella. Ni siquiera es capaz de localizarlos, su mayor don es enséñarle las piernas a los agentes.
— Sí no localizas a mi hermano considerate despedida. Es urgente que yo charle con él — Sentencia isabella antes de cortar la llamada
Ya puede imaginarse que su hermano se encuentra con su novia haciendo tonterías o que Barto se encuentra con cualquiera de sus amiguitas. Es increíble que ambos hombres actúen tan infantilmente a pesar de tener oficios tan importantes.
No es ningún secreto para nadie que isabella no tolera a la novia de su hermano. La considera una mujer débil, imprudente e infantil quién no merece a su hermano. Ella no considera a ninguna mujer suficiente para Gael.
Las horas transcurrieron con lentitud y ella no obtuvo resultados no pudo localizar a Barto ni a Gael. Decidió dirigirse en su carro hacia la casa de su madre. No tardo más de media hora en llegar. Estaciono su carro en el garaje y camino hacia la cocina en donde se encontraba su madre preparando la cena.
Isabella la saludo con un beso en la mejilla y después resoplo. Por supuesto, Aurora sabe leer a la perfección la expresión de fastidio de su hija.
— ¿Que te ocurre mi amor?— le pregunta Aurora con dulzura
— Estoy intentando resolver un caso y deseo condenar al infeliz que lastimó a su mujer, pero él tiene demasiadas influencias. Es increíble la impunidad de este país, mamá. Desearía que mi padre viviera él era un hombre tan justo e intachable protegió a mujeres y niños cuando asumió la presidencia.
— Mi amor — Pronuncia Aurora
— Mamá no quiero discutir.... No te estoy pidiendo que me reveles finalmente como murió, pero no quiero escuchar que hables mal de él porqué no lo tolero.
— Está bien, Isabella, no tengo nada malo ni bueno que decir de Ian. Solamente te pido que intentes olvidar el pasado y te concentres en tu presente y tu futuro mi amor. Posees una carrera intachable, pero debes encontrar espacio para el amor en tu vida.
Isabella carcajea— No tengo tiempo para perder en tonterías además ningún hombre de los que conozco están a mi altura. ¿Acaso quieres que baje mis estándares y esté con alguien inferior?.
— Mi amor las personas no somos inferiores ni superiores.
— Definitivamente pensamos de formas muy diferentes, Aurora. Por más que lo pretendas yo nunca seré como tú.
— A mí mamá no le hablas así — Exclama Iris llegando a la cocina y abrazando a Aurora
La joven posee un tono azul y verde en sus ojos. El cabello largo y completamente rizado.Isabella odia el parecido que tiene su hermana menor con ella porqué no la considera parte de la familia. Ella no es más que la hija del culpable de la desgracia de su familia.
— Tú cállate, Iris, no estoy charlando contigo.
— ¡No me importa si estás hablando conmigo o no a mi mamá no le gritas!... Ni ella ni nadie de esta familia tiene la culpa de que seas una amargada.
Isabella debe contenerse para no golpearlo porqué no soporta su maldita insolencia. Tiene demasiados aires de grandeza, debería respetarla como su hermana mayor.
— ¡Una mocosa como tú no me gritará!... No eres más que una bastarda...
Iris aún recuerda el gran dolor que sintió la primera vez que isabella le confeso que Gael y ella no son hijos del mismo padre que ella. Desde que es muy pequeña la ha despreciado y le ha resfregado en la cara que su padre fue un delincuente apodado "El Alacrán" quién lastimó a muchas personas.
A pesar de los intentos de Aurora sus hijas no han logrado llevarse bien.
— Tal vez no sé quién es mi padre, pero lo prefiero antes que ser una ciega como tú.
— ¡Ya basta las dos!— Exclama Aurora— Tanto ustedes como su hermano son mis hijos. Los tres son mis hijos y los espere con el mismo amor. Ya me he cansado de repetirlo deben llevarse bien y amarse como lo que son hermanos.
— Ya he repetido miles de veces que mi único hermano es Gael no esta mocosa a quien concebiste con un delincuente, mamá. Me voy porqué no quiero verlas.— Sentencia Isabella antes de marcharse
Aurora estrecha a Iris entre sus brazos intentando consolarla. Ella se siente muy culpable porqué sabe que por su culpa sus hijos han sufrido.
— Ya me cansé de esforzarme por ganarme su amor. Si ella no me quiere yo tampoco la querré, mamá. Yo también odio a Isabella como ella me odia a mí.
Aurora intenta detenerla, sin embargo, Iris corre arriba hacia su habitación y se encierra allí para desahogar su dolor. Su madre y su tío le repiten que los hermanos se deben de querer, pero ella no puede querer a una persona que la ha despreciado durante toda su vida. Una persona que nunca la ha felicitado en su cumpleaños, quién nunca le ha dado un abrazo, ni una palabra de amor o de apoyo.
Quién la cuida, la consciente, la ha llevado al cine, a sus entrenamientos de patinaje, quién la ha cuidado y protegido en cada momento de su vida ha sido Gael y en lo que ella respecta él es su único hermano, nadie más.
Mientras tanto en la sala de la casa Aurora decidió dejar la comida y se sentó en el sofá a intentar tranquilizarse. Ella no tolera que sus hijos se lleven de forma tan hiriente. Se ha cansado de charlar con Isabella, pero ella nunca ha cesado en sus ataques hacia Iris y su pequeña hija posee un carácter muy fuerte y se defiende de cada ataque.
Ella salió de sus pensamientos cuando se percato de que alguien ha entrado a la casa. Levanto la vista y ve a Gael entrar, su hijo se encuentra portando su traje de uniforme y un segundo hombre se encuentra a su lado. Él posee un traje en tono azul con una corbata blanca.
Posee una pequeña barba en forma de candado en su rostro, ella reconoce a la perfección su sonrisa y su bella mirada, por supuesto que es él.
Él también divisa a Aurora por completo. Apreciando su bello cabello en tono oscuro, sus ojos color cielo y su rostro de ángel. El tiempo parece no haber transcurrido en ella porqué se ve más hermosa que nunca.
— Mamá te presento al amor de tu vida. Cuando era pequeño te juraba que algún día crecería e iría a buscar a papá y hoy he cumplido con mi palabra.
Ella se levanta del sofá y no deja de mirarlo mientras miles de lágrimas resbalan sobre sus mejillas. No puede creer que por fin dios o la vida le cumplió el deseo que ha pedido durante los últimos años. Íker se acerca a pasos agigantados hacia ella y la estrecha entre sus brazos.
— Iré a buscar a Iris— Afirma Gael mientras sube las escaleras con la intención de darle privacidad a sus padres.
— No puedo creer que estés aquí. Debe ser un sueño, Íker.
— No es un sueño. Finalmente estoy aquí contigo y esta vez para siempre, mi bella Aurora.
Él une sus labios a los de ella en un beso lento y suave el cuál ella le corresponde con la misma intensidad llevando sus manos a su cabello.
— Estás más hermosa que nunca, Mi Aurora. No tienes una idea cuanto te he extrañado. He soñado día y noche con volverte a ver, con ser un hombre nuevo y libre de culpas para poder estar contigo y con nuestros hijos.— Él acaricia sus mejillas con ternura — Ya no llores por fin estamos juntos.
— Hay algo que debes saber... Yo no supe que decirle a Iris cuando ella preguntaba por ti. Cuando nuestra pequeña tenía ocho años Isabella le enseño un periódico y...
— ¿Ella sabe que fui el Alacran?— Pregunta Íker molesto
Lo que él más deseaba era mantener a su hija alejada de su antigua vida, sin embargo, el destino parece recordarle quién fue.
— Así es, isabella le enseñó un periódico en donde detallaban todos tus delitos. Yo no supe que hacer e intente decirle la verdad, pero cometí un error le mentí. Iris piensa que tú estas muerto...
Cuando Íker escucha esas palabras siente que su corazón se destroza por completo. Durante todos estos años él ha estado muerto para su hija y será muy complejo acercarse a ella y ganarse su cariño. No puede solo volver y decirle que está vivo.
Primero debe ganarse por completo su corazón y su confianza.
— Perdón Íker
— No tengo nada que perdonar, mi amor. El único culpable soy yo. No sé que tenga que hacer, pero yo recuperaré a mi hija te lo juro.