Enseguida tomé el teléfono para llamar a Patricia, tenía el pálpito de que a través de ella podía dar con el paradero de Leonardo.
— ¿Patricia? ¡Hola! Soy yo, Ana Paula. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?
— ¡Ana Paula! Pero qué sorpresa, la verdad es que no esperaba tu llamada....