Aslan Murabak
Cuando vi a Diana en el suelo, con aquella mancha roja en las manos, la desesperación se apoderó de mí. Sentía que cada día de mi vida era una montaña rusa emocional, y ahora, una vez más, nos enfrentábamos a una situación peligrosa. Los misteriosos correos electrónicos, el destinatario...