—Gracias, Deanna, por acompañarme. ¡Lo pasé genial!
—Sí, nena… me alegro. —Pero su sonrisa apenas se veía.
—¿Estás bien?
—¡Claro! Solo un poco cansada… Tu papá debe estar esperándonos despierto.
Y así era, Daniel se quedó a esperarlas, quería verlas llegar. Naomi entró tan contenta, se apresuró a saludarlo y darle un beso antes...