Chapter 1 El inicio

Ricarlys Morao 1.1k words

No sabría por dónde comenzar, si diciendo quien soy o lo que quiero. Haré ambas lo más rápido posible.

Soy Candace, vivo en Colombia y busco el sueño Americano, al costo que sea.

Fue entonces cuando encontré cientos de publicidades en redes sociales sobre cómo ganar dinero alquilando el vientre. En primera impresión me parecía una locura e inclusive, algo inhumano. Pero luego de indagar, investigar e inclusive llegar a hablar con padres que lo necesitaban, entendí que era una doble ayuda.

Ayudaba a personas que querían cumplir ese sueño de tener su propia familia, y yo cumplía mi sueño de salir del pequeño pueblo en el que había vivido toda mi vida.

Fue entonces que comencé a registrar mi nombre en cientos de páginas. Datos, fechas, peso, altura, edad, absolutamente todo. Inclusive las horas que dormía al día.

De ese modo, el cliente que quisiera que llevase a su pequeño conmigo, estaría más que seguro sobre qué estilo de vida había llevado y llevaría.

Para mí sorpresa, meses más tarde, cuando ya me había rendido, recibí un largo correo que pondría mis pelos de puntas.

Me habían escogido. Un hombre que decía llamarse Tyron aceptaba mis condiciones físicas y mi estilo de vida. Era justo la mujer que imaginaba que llevase a su pequeño hasta tenerlo entre sus brazos.

Admito que en ese momento no hice más que asustarme y negarme. Aquella realidad finalmente había llegado y era absurdo pensar que estaba pagando cualquier precio para cumplir lo que quería.

Pero la insistencia y el desespero de aquel hombre sobre el cual solo tenía un nombre, me llevó a indagar un poco más.

Era un hombre de 35 años que llevaba más de 7 años intentando tener hijos con su esposa. Habían hecho probablemente todo y ya se volvía imposible. Hacia todo ésto sin hablarlo con su esposa, era una gran noticia y sorpresa que no sabría cómo se tomaría.

Pero la peor parte llegaría cuando aquel hombre pondría sobre la mesa el irme hasta su ciudad. Una ciudad que estaba en Estados Unidos, muy lejos de lo que era y de lo que tenía.

Pero de solo intentarlo, ya estaría conociendo el país de mis sueños. Los ojos brillarían al igual que mi alma, y mi mente se llenaría no solo de esperanza, si no también de miedos.

Las semanas solo pasaban y pasaban, y finalmente tuve que dar una respuesta. Me arriesgaría al costo que fuese por cumplir mis sueños.

Recuerdo con exactitud que mis manos temblaban de solo escribir en el ordenador. Él siempre trataba de calmarme y quitarme el miedo, pero arriesgaba mi vida, mi dignidad y mi nombre.

Era un peligro solo salir de mi ciudad, subir a un avión y llegar sin nada a un país donde no tenía nada ni nadie.

Él se hizo cargo de todo, mis papeles, pasajes y dinero. Quería discreción, era un hombre con un estado social muy importante, un empresario nato y único hijo dentro del matrimonio de sus padres.

Quería lo mejor y siempre lo quería a su modo, supongo que fue el mismo desespero lo que lo llevaría a tomar la decisión de alquilar mi vientre. Ambos teníamos cosas en común, buscaríamos lo que queríamos sin importar el alto precio que tuviésemos que pagar.

Recuerdo que la peor parte fue convencer a mi madre. Tenía 28 años y me estaba arriesgando a nunca volver. Podía hablarse de trata de blancas o un secuestro sin más. Tenía miedo por mi y por mi vida.

No hice más que implorar su calma y jurar que estaría bien, repetí una y otra vez que de algún modo, volvería a verle.

Sus lágrimas nunca dejaron de caer, me abrazaba con fuerza y besaba mi frente. Nunca imaginé que aquella despedida sería la última vez que la vería y que aquellas palabras de advertencia, se volverían un constante recordatorio de que jamás debí salir sin ella.

Los días solo siguieron pasando y me encargué con ayuda de Tyron de hacer todo. Ya solo finalmente llegó el día de mi vuelo, un vuelo que me llenó tanto de miedo que estuve por perderle, pero en aquel último segundo mi corazón no hizo más que llevarme a cumplir mis sueños.

Era una oportunidad, una única oportunidad que probablemente tendría. Y no tendría más que llevar un bebé en mi vientre durante 9 meses y luego no saber más de él. No tendría que tener lazos con él, ni ningún tipo de responsabilidad.

Sonaba cruel de ese modo, pero solo así también cumpliría el sueño de Tyron y de Bella, su esposa.

Era un ganar - ganar, o al menos de ese modo le veía.

Llevaba el alma lleno de sueños y la maleta llena de esperanzas. Tenía miedo de nunca volver o de al menos perder la vida, todo lo que pasaba parecía una película y una pésima decisión, pero jamás lo sabría si no lo intentaba.

Una vez dentro del avión, no hice más que cerrar los ojos e imaginar lo que serían mis próximos 10 meses. Todo el proceso que sería llevar un bebé conmigo que no me pertenecía y cómo sería conocer al señor Tyron y Bella.

No sabía más allá de sus nombres, apellidos y estado social. Era poca información, pero era su modo de andar. Odiaban los paparazzi y las conferencias. Las pocas fotos que encontraba sobre ellos, las sentía muy irreales.

Los terminaría de conocer ese día. El día que los tuviese cara a cara y que viesen quien sería la torpe chica que llevaría 9 meses a su pequeño.

Así que no hice más que pensar y pensar, cerrar los ojos y aferrarme a la vida mientras aquel avión despegaba.

Sostuve mi teléfono con fuerza y mandé un último mensaje.

—“Madre, todo estará bien, te lo prometo. Te amo hoy, mañana y siempre. Te escribiré al llegar.”—Y apagué el celular.

Ya no había vuelta atrás. Tenía la realidad aquí y ahora, no podía detener el avión, mucho menos detener lo que ya sucedía.

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