Poco a poco fui abriendo mis ojos, sentía mi cuerpo pesado, dormido, un poco adolorido, mi cabeza pesaba y dolía un poco más.
Llevé mis manos hasta mi cabeza y comencé a quejarme del dolor, a mis alrededores veía aquella misma habitación de hotel, mis cosas estaban allí, mis maletas, mi cuerpo vestido, todo estaba en orden a simple vista.
Comencé a buscar mi celular con desespero y no le encontré, la ansiedad llegó a mi y el pánico bloqueaba mi cuerpo.
Recordaba haber llegado y conocido al señor Tyron, imponente, fuerte y de trago, barba llena y manos desafiantes con un trago en su mano, tomando asiento y llevando un poco de aquel mismo trago a mi boca, todo se vendría abajo.
Me puse de pie, aún sosteniendo mi cabeza un poco y sintiendo como todo se movía poco a poco. Caminé hasta la ventana y terminé de confirmar que estaba en el mismo sitio, al menos eso me daba buena señal.
Seguí caminando en búsqueda de mi celular y no había ni un pequeño rastro de él. Fui hasta el baño, lavé mi rostro con agua fría y quedé allí intentando procesar todo lo que estaba pasando.
En ese mismo instante, la manilla de la puerta principal seria girada y finalmente abierta, dejándome ver otra vez el temible cuerpo de Tyron.
—¿¡Qué me hiciste!? ¡Aléjate de mí!—Grité intentando cerrar la puerta del baño con fuerza, pero su mano y fuerza podrían contra mi.
—Cálmate, no te hice, ni te haré daño.—Soltó con tranquilidad y normalidad.—No busco lastimarte.
—¡Me drogaste!—Grité en defensa.
—Solo necesitaba hacerlo para revisar tus documentos, buscar más información, revisar tu equipaje... Debía asegurarme que no tienes intenciones de fallarme o algún tipo de plan sin sentido en mi contra.—Soltó sin más.
—El único que está en una posición de hacer daño o ir en contra de lo estipulado eres tú, Tyron. Y ya no quiero hacer ésto, quiero regresar a mi casa, quiero regresar a Colombia... Yo tengo miedo de ti.—Susurré escondiendo mi cuerpo un poco más, chocando finalmente contra la feria pared de la ducha.
—Ya estás aquí, Candace, brindamos por ésto, apenas tomaste ese avión de Colombia hasta acá debías saber que no había regreso atrás, no habrían arrepentimientos, ni pesares. Estarás aquí hasta que logres darme lo que necesito, todo será más fácil si trabajas conmigo sin problemas, sin ponerte en mi contra y sin tener estúpidos planes que pongan todo en riesgo. ¿Estamos?—Preguntó una vez más desde la puerta.
—Pudiste haber hecho todo ésto sin necesidad de drogarme. ¡Pude haber muerto!—Grité frustrada.
—No pondría en riesgo a la mejor opción que tengo por ahora, y hago las cosas a mi estilo. Quizás muy... complicadas, pero es mi estilo. Tranquila.—Dijo levantando sus manos al aire.—No tengo intenciones de lastimarte, y Charlie, quien está allí fuera, solo está para cuidarte de cualquier estupidez que se cruce por tu mente. ¿Bien? Deja de gritar, no es necesario.—Acabó por decir.
Mantuve mi mirada fija ante la de él y solté todo aquel aire que de manera involuntaria había tomado en mi pecho.
—Así, así, respira, todo está bien. Hicimos una prueba de sangre mientras dormías, quería asegurarme que no tuvieses alguna enfermar dañina o algo que pudiese poner en riesgo la vida de mi bebé, no quiero que nada salga mal.—Continuó diciendo cruzando sus brazos y saliendo de la puerta, dirigiéndose hasta el resto de la habitación.—¡Vamos, sal de allí!—Gritó finalmente.
Comencé a caminar lentamente, mi pecho subía y bajaba, caminaba tras él hasta verlo quedarse inmóvil ante la ventana.—Me encanta disfrutar el sol del día, precioso, ¿no lo cree?—Preguntó dándome la espalda.
—Pudo haber hecho todo eso sin necesidad de dormirme, ¿Cómo espera que no le tenga miedo?—Pregunté aún un poco nerviosa.
Pero él reiría.—El respeto y el miedo van de la misma mano, señorita Candace. Usted decide cómo verlo, me tiene miedo o me tiene respeto.
—Sin dudas sé que es miedo.—Y una vez más, el reiría.
—Tus resultados fueron brillantes, no se encontró ningún tipo de inconveniente en cuanto a tu salud, pero eso no es todo, faltan muchas pruebas más que me llevarán a saber si podrías soportar un embarazo. Lo iremos haciendo poco a poco, exámenes, doctores y citas al ginecólogo, siempre estaré allí en el proceso, por ello lo digo, seamos amigos y no enemigos, hará este trabajo más fácil y rápido. En un cerrar de ojos tendrás a mi hijo y quedarás en completa libertad recorriendo las calles de Estados Unidos a tu antojo, teniendo suficiente dinero en tu bolsillo para comenzar una nueva vida a tu antojo.—Carraspeó.—Ya he cumplido una parte de mi trato, tienes documentos que antes no tenías y ya pisas el suelo estadounidense. No hay nada que temer.
—Sigue siendo... escalofriante.
—Eso lo sabías antes de tomar el avión, Candace. Pude ser alguien que solo quería asesinarte y venderte, comerte, violarte, ponerte de prostituta... No lo sabías, e igualmente tomaste el avión y llegaste aquí. ¿Por qué? ¿Un sueño?—Preguntó una vez más.
—...No lo sé, fue un impulso, algo tonto...—Susurré.
Una vez más rió.—La necesidad lleva a hacer cosas increíbles, ¿No lo crees? Pero tranquila, no busco hacer nada de eso, estás aquí solo porque mi esposa ha intentado quedar embarazada muchas veces y en todas hemos fallado, el tiempo no pasa en vano, quiero una familia, quiero mis hijos.—Dijo finalmente tomando siento.
—¿Y ella donde está? ¿Por qué no está aquí conociéndome también? No llevaré solo tu hijo, también será su hijo, seguramente tiene preguntas por hacer.—Dijo confundida.
—Sigo trabajando en eso, por ahora solo me haré cargo que tú y todo ésto esté bien, no quiero crearle falsas ilusiones a mi esposa, no podría aguantar eso una vez más. Suficiente es con mirar todas las pruebas que hemos hecho y que siempre salga negativo.
—Lo lamento mucho por ti y tu esposa, Tyron.
—Lo arreglaré, siempre lo puedo arreglar.