Por Valeria
En la discoteca, siento que alguien dobla mi muñeca y me arrastra hacia un rincón.
Era Diego.
-Por fin te encuentro.
-Soltame.
-No te pienso soltar, no sé de qué te la das.
-Vos y yo no tenemos nada que ver.
-Eso te pensás vos, ya no están tus papitos para que me acuses, ahora...