La Calma Antes de la Tormenta-03
De repente, ella desaparece y siento que pierdo la conciencia de nuevo.
—¡Ambro... Ambrocio! —grita una voz.
—¡¿Eh?! —digo, saltando del susto.
—¡Amigo, qué demonios, estamos a punto de ser atacados y tú durmiendo en el maldito salón! —grita Marcos.
—Perdón, bro, es que... eh. Espera, ¿dijiste que estamos...