Mientras Christopher trataba de tranquilizarme, permitiendo que me desahogara en sus brazos y buscando explicarme que no debería confiar tanto en las palabras de la Dra. Clarisse, ya que ella también tiene cola que le pisen, Ricardo intentaba aclarar cuentas con la susodicha y malévola jefa.
―Clarisse, ¿Qué diablos pasa contigo?...