No recuerdo si morí de dolor o de sangrado, solo recuerdo que esa noche, el viento aulló sobre mi rostro desnudo y sangriento.
Quizás antes de morir, las personas recuerdan momentos hermosos.
Atrapada en la confusión, recordé cuando tenía siete años.
Para dar a luz a José, mi madre me envió a vivir...