Chapter 2 Devil Dom y el chico del café

Carolina chibiusa 1.6k words

Al principio no le di mucha importancia “Devil Dom” ¿Quién podía ponerse ese nombre?, me contó que él tenía 35 años, era ingeniero, no me dijo en que trabajaba específicamente hasta unos meses después, vivía en Santiago, igual que yo, ninguno dijo en qué comuna, ninguno dijo su nombre real, acordamos no mandarnos fotos hasta conocernos mejor. Pero con el tiempo me sorprendió gratamente, derribó el prejuicio que me había hecho de él por su nick, llevaba 15 años en el BDSM, pude comprobar que no mentía hablando con otras personas que lo conocían, era respetuoso, caballero y sabía escuchar o, bueno, leer ya que todas nuestras interacciones era por messenger los primeros meses y por WhatsApp después. Nunca me exigió nada ni intentó imponerse como mi Amo, eso me gustó, su personalidad me fue atrapando, con el tiempo parecía que podía leer mi mente, no quería admitirlo pero pensaba en él todo el día, sin embargo seguía actuando como si no me interesara.

-¿a qué le tienes tanto miedo nico? – me pregunto un día, mi nick era nicole sumi, por eso me decía nico.

-¿por qué pregunta eso, señor? – conteste.

-porque pones una coraza tremenda, llevo 6 meses intentando acercarme a ti, saber que piensas, que sientes, que deseas… sin embargo no logro descifrarte, pones barreras por todas partes, entiendo que no me quieras decir tu nombre pero me gustaría al menos ver tu cara.

-acordamos no enviar fotos ¿recuerda?, además para ser sincera ud es la persona con la que más me he abierto, sabe muchas cosas de mi más importantes que donde trabajo o cómo soy físicamente – respondí.

-bueno, si, he podido entender un poco tu forma de ser, sin embargo estás esquivando mi pregunta otra vez – insistió.

“maldición” pensé, era cierto, no quería contestarle, bueno, en realidad sí pero había algo que me detenía… ni yo misma entendía lo que sentía o pensaba de él.

-bueno, sí, tiene razón señor, hay muchas cosas a las que le tengo miedo, es por eso que pongo esta coraza, con el tiempo me acostumbre a usarla y me es difícil salir de ella. -inténtalo, sabes que puedes confiar en mí – dijo, sus palabras me derritieron, era cierto, sentía que podía confiar en él.

-tengo miedo a equivocarme, a que me engañen, que me desilusionan, me usen y luego me boten como a un juguete roto, desde la muerte de mis padres siento que estoy por mi cuenta, que no puedo confiar en nadie. – escribí, al minuto me di cuenta de lo que había dicho “maldición” “¿por qué dije eso? ¿Por qué mencioné lo de mis padres? “ eso era algo que nunca le había dicho a nadie “estúpida” pensé.

-te agradezco mucho que te hayas abierto conmigo, se que perder a los padres no es fácil, yo perdí los míos a los 17 y me fue muy difícil sobreponerme – dijo. ¿Estaba hablando en serio? No bromearía con algo así ¿no?.

No supe que responder, me quede leyendo el mensaje una y otra vez, sin poder creerlo. -crees que te estoy mintiendo ¿verdad? Que solo dije eso para que te sientas más cerca de mí – escribió.

“En serio tienes que dejar de meterte en mi mente” pensé, me envió una foto de una lápida decía “Marcelo paredes 1960-2003” “Carmen López 1962-2003” las fechas coincidían. -esta es de la última vez que los visité – explicó – mi verdadero nombre es el mismo que el de mi padre, Marcelo Paredes López.

-oh… no sé qué decir… gracias por confiar en mi, señor – escribí.

-no es bueno aislarse para que no te lastimen porque al final terminas lastimándote tu mismo – dijo – pero no te preocupes, tiempo tengo de sobra, sabes que me interesas, te esperaré lo que sea necesario.

¿Cómo podía ser tan lindo, comprensivo y perceptivo al mismo tiempo? Parecía irreal, sin embargo ahí estaba, hablando conmigo, ahí había estado estos últimos 6 meses siempre dispuesto a escucharme y hacerme sentir bien en mis días malos.

-Confío en Ud más de lo que se imagina señor – dije y di un pequeño paso – mi nombre real es Tamara, no Nicole.

-un gusto poder llamarte por tu nombre, Tamara.

De pronto vi la hora, eran las 12, se me había hecho tarde para empezar a trabajar.

-lo siento, señor, se me hizo tarde para ir a la oficina, le escribo cuando esté desocupada.

-He visto que tu horario es muy flexible, ¿me dirías en qué trabajas?.

“Soy, dueña de pretty lady, la marca de cosméticos más vendida en el mundo” no, no podía decir eso, quizás una verdad a medias.

-soy FreeLancer en una empresa de cosméticos – escribí rápidamente mientras echaba todo lo que necesitaba en mi mochila ejecutiva.

-oh, ya veo, me gusta que te estés abriendo conmigo, te dejo un beso, que tengas buen día. Lo dejé en visto, no por ignorarlo, solo que ya era en serio muy tarde, tenía una videoconferencia con la sucursal de Estados Unidos.

Entré al auto y manejé hasta la cafetería, en 10 minutos había llegado, me senté en la mesa del fondo, igual que siempre, enchufe el computador, lo prendí, mientras me pedí un capuchino, me puse los audífonos y entré a la reunión.

-good morning miss Acosta – saludo phoebe, la gerente de marketing de Estados Unidos. -good morning phoebe, tell me, is it everything ok there? (buenos días phoebe, dime, esta todo bien por allá?>

-oh, yes miss, this month sales increased a 30% (oh, sí señorita, este mes las ventas aumentaron un 30%). – dijo ella.

-wonderfull, what about our marketing strategy? (maravilloso, ¿que hay con nuestra estrategia de marketing?) – pregunté. La mesera puso el café a mi lado en la mesa y le hice una seña de agradecimiento.

-everything is ok, we made a event on harvard university, giving out free samples to some student, it worked wonderfully, next day every stundent and teacher wanted some of our products. (todo esta bien, hicimos un evento en la universidad de Harvard, entregamos muestras gratis a algunos estudiantes, funcionó de maravilla, al día siguiente cada estudiante y profesor quería alguno de nuestros productos) – reportó Phoebe.

-wonderfull – respondí, entonces vi a un chico entrar, ya lo había visto antes, era alto, de pelo negro, ojos color miel, llevaba un traje que le sentaba muy bien, siempre ocupaba la mesa al lado de la ventana, me miró fijamente y yo bajé la mirada a la pantalla.

La reunión se extendió por 20 minutos más, en general todo iba bien, se estaban haciendo eventos promocionales cada dos semanas, además estaban en las últimas pruebas de nuestro ultimo producto, claramente inventado por mí, un labial que tenia 5 tonos en 1, cambiaba de color al apretar un botón, el lanzamiento sería el siguiente mes en los Angeles y se había invitado a varias celebridades, luego de eso se haría simultáneamente el lanzamiento en chile, Argentina, Canadá y España.

Me quedé ahí tomando mi café y fumando, el chico no dejaba de mirarme ¿había algo detrás de mí?, me volteé, solo estaba la pared. Me sonrió y saludó con la mano. Me tape la cara con la mano, avergonzada, no estaba acostumbrada a esa clase de atención. Luego el chico empezó a ver algo en su celular, segundos después sonó mi WhatsApp.

-espero todo vaya bien en tu trabajo – era Devil Dom, Marcelo.

-gracias, todo está de maravilla, me dieron muy buenas noticias así que estoy contenta. – respondí.

-Me alegro mucho.

Pensé en si contarle sobre el chico extraño que me saludó, preferí omitirlo.

De pronto la mesera me entrega un frapuccino.

-Disculpe, yo no ordené esto – le dije.

-lo manda el chico de allá – dijo señalando al que me estuvo mirando todo este tiempo – además me dijo que le diera esto – agregó pasándome una servilleta.

Eso parecía de película, leí el mensaje en la servilleta “disculpa el atrevimiento, eres muy bella, ¿podría sentarme contigo? Si dices que sí ciérrame un ojo” me reí, eso era demasiado, me halagaba pero no tenía tiempo para eso, además a mi me gustaba Marcelo, aunque nunca lo había visto ya había acaparado toda mi atención, aunque no podía negar que el chico era guapísimo. Arrugue la servilleta y seguí trabajando, revisando estadísticas, confirmando fórmulas químicas de los productos nuevos y antiguos, cerciorándome que cumplieran todas las normas sanitarias pertinentes, revisando los informes de gestión, en fin, cuando eres dueña de una multinacional el trabajo nunca se acaba. A las 7 apague todo y volví a mi casa, se sentía tan vacía, me puse pijama, preparé algo de comer, prendí la tele, puse una película en Netflix, la comencé a ver mientras comía y hablaba con Devil Dom, no entendía por qué, pero él me hacía sentir que no estaba sola, me hacía sentir como si él fuera mi hogar, hace un par de meses lo empecé a imaginar como mi Amo pero aún no me animaba a decirle nada.

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