Cuando desperté me dolía la cabeza aún más que el día anterior, la pieza estaba demasiado luminosa para mi gusto, creo que Daddy había abierto la ventana. Cuando me senté lo vi, estaba a los pies de la cama mirándome con dulzura.
-¿Cómo amaneció mi pequeña borrachita?- dijo con una sonrisa.
-No...