-¡¿Cómo que vas a llevar a esa zorra a la fiesta?!- chilló la rubia.
-Cariño, no es una fiesta, ya te lo dije, es una reunión de negocios y es mi secretaria, necesito que esté conmigo ayudándome.
-No puedo creerlo, enserio no puedo creerlo- negó efusivamente su esposa.
-Cariño, mi amor. – exclamó...