—¿Qué está pasando contigo? —reclamó Cayetana, deteniéndose bajo el árbol del jardín y volteando hacia Alexis con una expresión de disgusto—. ¿No acordamos que no vendrías a la mansión? ¡Deja de actuar por tu cuenta!.
—¿Y tienes el descaro de preguntar? —se acercó y agarró su muñeca—. No nos hemos visto...