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—Quiero dormir contigo.
El rostro de Atenea quedó atónito ante la petición de Valentino, quien permanecía parado frente a su puerta cuando ella estaba a punto de irse a la cama, ya casi medianoche.
—¿Estás loco? —lo observó con incredulidad.
—Hablo en serio —Valentino colocó la mano en el marco de la puerta...