**Hace dos años**
—¡Vamos, Ate, apúrate! — exclamó Layla, haciendo que la pequeña Atenea diera un brinco en el baño. Nerviosa pero sonriente, se apresuró a colocarse el vestido y salió del baño en un instante.
—¿Cómo me veo? — preguntó tímidamente, sujetando nerviosamente el dobladillo de su vestido.
—¡Perfecta! — Layla se...