—¿Cuál es el nombre de la diseñadora? —La pregunta corta la tensión y parpadeo casi con incredulidad.
Dios, lo está considerando.
—Julia Donoghue.
Parece reconocer el nombre.
—Buena diseñadora.
—La mejor. —No sabía que existía Julia Donoghue hasta ayer y, por hermosos que sean sus vestidos, no me interesan.
—Sus cosas se venden aquí en San...